Toda la orientación, el consejo y las recomendaciones brindadas se basan en principios bíblicos y estándares cristianos contenidos en la Santa Biblia, la Palabra escrita de Dios. Todas nuestras reuniones están bajo la dirección y el control del Espíritu Santo de Dios.
En el momento de una ofensa, el dolor que se siente es real porque el daño emocional y a veces físico es real. Eso produce una reacción natural de construir un muro de protección alrededor del corazón dañado. A medida que pasa el tiempo, el muro se convierte en una celda de cárcel donde el ofendido es atormentado por espíritus demoníacos. La vida se convierte en una constante tortura. Con el poder de Dios y la decisión de perdonar, el corazón se hace libre y se restaura la capacidad para amar y recibir amor.
En este mundo injusto, la mayoría de nosotros pasamos por situaciones dolorosas y traumáticas. Esos recuerdos provocan miedo, culpa y vergüenza. Si no se sanan, las heridas se vuelven como abscesos y tumores en el espíritu humano. Con la dirección del Espíritu Santo se revelan esas heridas y con el poder del Señor Jesús, se realiza una cirugía sobrenatural. El corazón entonces recibe una profunda sanidad y paz verdadera.
igaduras Almáticas es un término se usa principalmente para el vínculo que se forma entre dos personas cuando tienen relaciones sexuales.
La palabra “ligadura” significa literalmente “pegado con pegamento”. El acto de unirse físicamente en las relaciones sexuales es mucho más que dos cuerpos se unen. Además, se unen dos almas y se unen dos espíritus; así pegados, íntimamente conectados en todos los niveles, ocurre una transferencia de bagaje espiritual, maldiciones generacionales y opresión demoníaca de una a la otra persona. Cuando la relación se rompe, sucede una fragmentación del alma como una estatua costosa que cae al suelo y se rompe. Solo Jesús puede reconstruir esa vida rota.
El término “iniquidad de los padres” representa la suma, el impacto total de los pecados de nuestros antepasados. Ese pecado determina nuestra herencia espiritual y produce las maldiciones generacionales como resultado. Estas maldiciones se convierten en nuestras propias tendencias hacia un estilo de vida pervertido y torcido de rebelión y orgullo. Las maldiciones generacionales nos empujan a abrazar y practicar el pecado, ya que es la iniquidad del corazón. Jesús murió en la cruz para romper el poder de las maldiciones generacionales y llevarnos al nuevo nacimiento y completa libertad; es nuestra responsabilidad el apropiarnos de ello.
Una fortaleza es una estructura ubicada en el alma del individuo formada por ideas, conceptos erróneos, actitudes, deseos, rebelión, desobediencia, maldiciones generacionales, patrones de pensamiento destructivos, maltrato físico o emocional, que se unen proporcionando una atmósfera cómoda donde pueden habitar demonios. La liberación es el proceso de revertir todos los factores que contribuyeron a construir esa fortaleza, desmantelándola para luego expulsar a todos los demonios alojados en ella y establecer a Jesús como el Señor de esa vida.
Cuando una persona ha creído una mentira como si fuera verdad, ha establecido un acuerdo con las tinieblas. Ese acuerdo activa y potencia las influencias demoníacas y lleva a esas personas por un camino de mayor esclavitud. El acuerdo con las tinieblas mediante la creencia de una mentira, nos alinea con el padre de las mentiras: el diablo.
Las mentiras se presentan de muchas maneras, por ejemplo, el trauma infantil puede distorsionar la realidad sobre la vida, las relaciones y Dios. El abuso verbal de los padres es común. Esas mentiras con frecuencia dañan nuestra propia imagen, valor como ser humano y socavan nuestro futuro. Además, las dificultades en la vida pueden pintar una imagen muy negativa sobre el futuro. Bajo presión, muchas personas pronuncian palabras de maldición sobre sus propias vidas, lo cual muy seguramente llegara a cumplirse si no se rompen.